Incontables veces has estado ahí
sin necesidad de un llamado especial. Y yo siempre me quejaba, renegaba de todo
sin darme cuenta de la verdadera belleza que día a día tú me mostrabas, era
ciega. Pasaba el tiempo y me encontraba perdida, triste, insatisfecha porque
nada saciaba estas ganas mías de encontrar algo GRANDE. Y de repente apareciste
tú y comprendí que eres el UNICO quien puede poner mi mundo de cabeza y
arreglarlo en un instante. Ya no se trataba de sentimentalismos, se trataba de convicción,
de saber que eres tú quien me ama de manera desenfrenada y que a pesar de mis
errores y mis egoísmos, tú siempre estarás esperando pacientemente.
Tu amor perdurará por siempre
mientras yo siga agradándote día a día, en cada jornada de mi vida, haciendo lo
que tu voluntad siempre me pida. Procuraré amarte de la manera más suave y
convictoria posible, te amaré con la razón y no con el corazón, y eres tu MI
DIOS.
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